Nicolas Vuyovich había logrado una victoria muy esperada por un equipo que hacía un año que no se encontraba con un triunfo. Y no fue solo eso, ya que Norberto Fontana, el otro piloto de la escudería, consiguió el segundo puesto. Nicolás se había sobrepuesto a la tragedia que lo había golpeado personalmente: dos años antes manejaba junto a su padre cuando chocaron contra un caballo que se les cruzó. Su padre murió pocos días después. Por eso, en el podio, lo tuvo muy presente y dijo “esta carrera, este triunfo, es para él”.
Tras los festejos, una parte del TTA se subió a un avión turbohélice Piper Navajo PA-31 para trasladarse hasta la ciudad de Córdoba. Además de Nicolás, viajaban el director del equipo Gustavo Ramonda, su hijo de 8 años; su sobrino Joaquín Palacios, de 14; el empresario Hugo Suárez; el periodista Rodolfo Butta; el fotógrafo Fabrizio Nicollier; el piloto Daniel Reynoso y el copiloto Mario Corti, que también era jefe de la escudería.
La noche era tormentosa y lloviznaba. Las condiciones meteorológicas empeoraban, pero el aeropuerto estaba abierto. El piloto se comunicó con la torre y le indicó que tenía la pista a la vista. Poco después la punta del ala izquierda impactó un tensor de una antena de radioayuda dentro del predio del mismo aeropuerto, perdió el control y se estrelló unos cientos de metros antes de la cabecera de la pista. Seis personas murieron en el acto o en las horas siguientes al rescate. Sólo sobrevivieron Butta, Nicollier y el adolescente Palacios.
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Una investigación con idas y vueltas
La investigación de la tragedia fue larga y muy cambiante. Las Junta de Investigaciones de la Fuerza Aérea buscó a responsabilizar a los pilotos por un supuesto error de cálculo. Sin embargo, años después, la justicia desechó ese trabajo por sesgado y procesó a distintas autoridades del aeropuerto y de la estación meteorológica por no despejar los obstáculos del área y por mantener la terminal operativa. La antena que provocó la caída estaba fuera de lo que correspondía: no era colapsable, no estaba pintada ni tenía balizas.
La situación volvió a cambiar en 2016 cuando el Tribunal Oral Federal 2 absolvió a los acusados a pesar de que un perito señaló que otras aeronaves habían rozado o habían estado cerca de impactar en la misma antena, que estaba fuera de reglamentación. La causa dio un giro, una vez más, en 2017. Fue entonces que la Cámara Federal de Casación Penal ordenó al tribunal condenar a los responsables de la estación aérea por estrago culposo. El administrador de Aeropuertos Argentina 2000 Adolfo Appesseche fue condenado a un año de prisión en suspenso y el comodoro Hugo Argañaraz, jefe del Taravella, recurrió en queja a la Corte Suprema por lo que su pena quedó en suspenso.
A 16 años de aquella noche, el aeropuerto reemplazó la torre de control y ya no tiene los obstáculos visuales que presentaba la anterior y cuenta con nuevos equipos meteorológicos y de aterrizaje por instrumentos. Los sobrevivientes, en tanto, lograron sobreponerse, con grandes dificultades, a las consecuencias físicas y psicológicas del accidente. “Cuando terminó el juicio pude dar vuelta la página y vivir de nuevo” dijo Nicollier al sitio Carlos Paz Vivo. Por su parte, Pablo, el hermano mayor de Nicolás Vuyovich, sigue defendiendo la tradición familiar del automovilismo y es el último campeón de la clase 3 del Turismo Pista.
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