Llegó el descanso del cuarto round y Raquel Pennington le rogó a su coach Jason Kutz terminar la pelea, mientras le curaban las heridas. La estadounidense no podía seguir luchando contra la brasilera Amanda Nunes, quien defendió exitosamente su título de peso gallo en la pelea principal del UFC 224 en Brasil.
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“¡No, no no! Sé que duele, pero vamos a poder con esto. Creamos. Cambiá tu forma de pensar. ¡Cambiala! Vamos a dejar todo lo que tenemos, nos recuperaremos más tarde. Deja todo lo que tengas”, le decía su entrenador.
Pennington tenía la cara hinchada y su nariz rota, que no dejaba de sangrar. Salió al quinto round y a los dos minutos y medio terminó perdiendo por nocaut técnico en un charco de sangre. Recibió durísimos golpes que le provocaron una grave lesión, hasta que el árbitro dijo ¡basta!
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Después de las sangrientas consecuencias, la ganadora Nunes manifestó su tristeza por lo ocurrido: “Si ella no estaba en condiciones de pelear, entonces el entrenador debería haber tirado la toalla con total seguridad. Mi entrenador no me dejaría pasar por eso. Creo que necesita rodearse de gente que quiera lo mejor para ella”.