Durante la década del 80, muchos niños y jóvenes jugaron en las inferiores de Manchester City con la mirada puesta en el futuro. Deseaban ocupar el lugar importante dentro del fútbol que sus ídolos dejarían en los años venideros. Pero uno de los encargados de guiarlos a cumplir con los sueños, se los convirtió en pesadilla.
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Barry Bennell, un ex entrenador del equipo inglés, fue hallado culpable de haber cometido 43 abusos sexuales contra 11 futbolistas menores. La pena y los fundamentos de la sentencia se conocerán el próximo lunes.
Las víctimas festejaron la decisión de la corte de Liverpool. “Permanecimos en silencio durante décadas, como nos dijo nuestro abusador", declaró Micky Fallon, uno de los sometidos sexuales. "Vivimos con miedo durante décadas. Hoy se escuchan las voces de una generación", agregó.
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El monstruo condenado no solo se sentó en el banco de suplentes del equipo donde brilla Sergio Kun Agüero y dirige Pep Guardiola, también trabajó con los juveniles del Crewe Alexandra, entre 1979-90.
La parte acusadora calificó a Bennell como un "pederasta en escala industrial". Según la Fiscalía, algunas de las violaciones ocurrieron dentro de su casa, donde había juegos de billar y se repartían golosinas.