Lo que -se suponía- debía ser un tranquilo partido de básquet entre chicos que crecen de la mano del deporte, terminó en una agresión lamentable por parte de los más grandes.
El sábado, a la categoría sub 13 del Hindú Club de Córdoba capital le tocó visitar a Pilar Sport. Los locales se impusieron ajustadamente y los padres de Pilar, para festejar, no tuvieron mejor idea que insultar y agredir a los pibes visitantes.
Los cantitos incluyeron el lamentable "son todos putos" y también hubo cargadas por "tenerlos de hijos". Por eso, una mamá que acompañó a los chicos escribió una carta al diario Día a Día y le contó a El Doce por qué lo hizo. Mirá el video.
Desde el club Pilar, reconocieron que hubo actitudes antideportivas y aclararon que analizarán si corresponde tomar medidas con los padres.
Su presidente Adrián Godoy explicó que podrían hasta expulsar al socio que agravió a los chicos. Compartimos su palabra:
A continuación, la carta completa de la madre:
"Son todo' puto', son chiquitito'"... Tal era uno de los cánticos que se oía en la tribuna de una cancha de básquet en la localidad de Pilar (Córdoba), el sábado 27 de agosto pasado. Eso, sin contar las mímicas sobre “tenerlos de hijos”, que tuvieron que soportar los perdedores a la salida de la cancha.
La tribuna estaba compuesta por padres de chicos que están jugando el Provincial en la categoría U13; y tales canciones iban dirigidas, precisamente, a pibes de entre 12 y 13 años de edad, del club Hindú de nuestra ciudad.
Lejos de entrar en una moralina vacía de contenido o intentar bajar línea sobre las enseñanzas que como adultos tenemos la obligación de darles a nuestros hijos (y bien sabido es que ellos aprenden básicamente observando nuestro comportamiento como adultos que somos), me gustaría detenerme en algunos interrogantes.
"Demostremos pasión, sí, claro. Y transmitámosla. Pero con amor. Porque aunque no seamos capaces de comprenderlo, estamos parados frente a chicos en formación".
¿Qué clase de hombre nuevo podemos formar si arrastramos nuestras más profundas miserias a una cancha y se las vomitamos en la cara a un puñado de pibes que sale a jugar un juego que se supone divertido, y qué -lógicamente- quieren ganar?
Demostremos pasión, sí, claro. Y transmitámosla. Pero con amor. Porque aunque no seamos capaces de comprenderlo, estamos parados frente a chicos en formación, chicos que encontraron en el deporte una manera de reforzar sus vínculos, que están adquiriendo valores, compartiendo experiencias, empezando a comprender un mundo que de por sí les es hostil, creciendo con pares, persiguiendo sueños.
Es la tribuna del zapateo cuando el equipo contrario tiene que tirar. Yo los he visto, silbando o aplaudiendo en detrimento del oponente. Los he mirado anonadada, sin que mi capacidad de razonamiento alcance para comprender.
¿Qué nos pasa? ¿Tan descompuestos estamos? ¿Tan "sin terminar", como decía Galeano cuando sostenía que "no estábamos mal hechos sino que estábamos sin acabar"?
"¿A todos les parece normal esa conducta tribunera? ¿Tanto hemos llegado a naturalizar el maltrato entre seres humanos?".
Me pregunto qué opinan las autoridades de mesa, los árbitros, los DT. ¿A todos les parece normal esa conducta tribunera? ¿Tanto hemos llegado a naturalizar el maltrato entre seres humanos?
A los padres que integraban la tribuna que arengaba el sábado 27 en esa cancha de Pilar: me duelen sus mentes tan chiquititas. Porque con mentes tan chiquititas estamos perdidos, con mentes así nunca lograremos hacer madurar a un hombre nuevo.
Es tiempo de crecer."