María vive en barrio José Ignacio Díaz quinta sección, pero la conocen en gran parte de esa zona de Córdoba Capital. La razón es que, pese a las dificultades y a tener 73 años, ella misma camina empujando su carrito para vender pan casero y ganar algo de dinero.
Con su esposo Valentín trabajaron toda la vida y hoy la jubilación no les alcanza para mantenerse. Por eso es que ella, cada vez que puede, amasa y sale a ofrecer sus producciones.
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“Quiero seguir trabajando pero a veces me faltan fuerzas”, le dijo conmovida María a Arriba Córdoba. Valentín, su marido, atraviesa un mal momento de salud por problemas pulmonares y casi no puede moverse porque le cuesta respirar.
Ayuda, pero para seguir luchando
María no pidió donaciones ni ayuda monetaria. Todo lo que imploró es que le regalen un carrito nuevo para poder seguir vendiendo sus panes caseros. “Es el trabajo que tengo que hacer por la necesidad que tengo. La jubilación no me alcanza, tengo que hacerlo”, relató.
“Quiero depender de mí misma. Quiero que me ayuden para poder seguir trabajando. Quiero seguir luchando”, agregó convencida. Las ruedas del carro están deterioradas a la mujer le cuesta mucho empujarlo durante sus caminatas.
Ante la fortaleza de María, Valentín también intentó hablar con el móvil en vivo de El Doce, pero su voz se quebró a los pocos segundos por la impotencia de no poder estar codo a codo con su pareja como siempre lo hizo. “Yo no puedo trabajar y me duele ver a mi esposa así”, dijo antes de no poder contener el llanto.
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