Desde hace 30 días, el Pabellón Argentina de la Universidad Nacional de Córdoba está tomado por estudiantes que protestan contra el Gobierno Nacional y el presupuesto educativo. En asamblea, los jóvenes votaron seguir con la toma, aunque la propuesta de una mesa de diálogo abrió una nueva posibilidad de levantar la medida.
Entre ese ida y vuelta que aún no termina, no son pocas las familias que viven un verdadero drama. Una de ellas es la de Gabriela Carballo, empleada del bar del Pabellón, que relató el drama que atraviesa a ElDoce.tv.
"El olor a podrido que sale del bar es increíble".
"Yo trabajo en el bar. En realidad trabajaba: mi jefe nos dijo que cierra el bar y nos quedamos sin trabajo todos. Somos 14 empleados y más gente trabaja aparte", lamentó. Consultada por la posibilidad de que se levante la toma, contó que aún así los trabajos corren riesgo ante las pérdidas y las condiciones en las que quedará el lugar. "Nos juntó, nos dijo que no cree que pueda seguir y nos pidió disculpas", agregó.
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La mujer, que trabaja como cocinera del bar, es una de las pocas que pudo ingresar al Pabellón durante la toma. Sobre el estado de las instalaciones no dejó dudas: "El olor a podrido que sale del bar es increíble, la mercadería se pudrió, hasta lo congelado", graficó.
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Sin un peso
La imposibilidad de trabajar golpea duro a Gabriela y su familia. Tiene dos hijos, de 7 y 3 años, y su marido trabaja com mozo en eventos, por lo que no tienen un ingreso fijo.
"Llegó un momento del mes en que les di de comer a mis hijos y con mi marido tomamos mate".
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"Salimos a buscar trabajo pero de ningún lugar nos han llamado", comentó, y relató la realidad más dura: ya no tiene dinero para que todos puedan comer con normalidad: "Llegó un momento del mes en que les di de comer a mis hijos y con mi marido tomamos mate. Uno es grande y trata de que los niños no lo sientan. Estamos sobreviviendo".
Respuesta insólita
En una de las asambleas a la que pudo entrar, la mujer les reprochó a los tomadores por la situación crítica que vive. La respuesta que obtuvo solo aumenta la indignación: "Les dije que me están dejando sin trabajo, que eso es violencia. Y me contestaron que la violencia que yo siento en realidad la recibo del gobierno, de los medios y del rectorado que no se presenta".
Los estudiantes que toman el Pabellón usan elementos que pertenecen al bar.