“Los niños que logran curarse no son superhéroes, porque ¿qué pasaría con los que fallecieron? Ellos también la pelearon más o igual que otros, no se dejaron vencer. Tampoco sería una guerra porque si luchás llega un punto que te cansás y perdés fuerzas. En estos lugares, amor es lo que sobra. Muchos superaron la enfermedad y dan cuenta que un mal pronóstico se puede revertir, que hay esperanza. Hoy celebran la vida y las cosas más comunes".
Esas fueron las palabras que utilizó Andrea Negrette, mamá de Guillermina (6) de Saldán, para describir lo que vivió su hija, con tumor cerebral, y otras nenas que se conocieron en el área de oncología del Hospital Privado de Córdoba.
Junto a Juana (3) de Malagueño; Celina (5) de Villa María; Zoe (6) de Patquía, La Rioja; y Felicitas (6) de Río Bamba, a quienes le diagnosticaron leucemia linfática aguda, lograron curarse y dejar atrás el cáncer que tanto daño les hizo, pero que a la vez las volvió más fuerte.
Cada vez que estaban de ánimo, salían al pasillo y se encontraban para jugar. Era ese momento en que se olvidaban el motivo por el que estaban internadas. Todas juntas, a pesar de su corta edad, transitaron ese dolor y lograron naturalizar lo que vivían a diario, entre las quimioterapias y cirugías.
Por algunas horas todo volvía a la normalidad y lo que parecía una pesadilla se convertía en una enseñanza que las animaba a salir adelante, acompañarse y continuar unidas a pesar de todas las adversidades.
+ MIRÁ MÁS: Ramiro empieza a ganarle al cáncer: autorizaron el autotrasplante
Un día el sol volvió a salir, el cabello les creció y una enorme sonrisa se dibujó en cada uno de sus rostros. El 14 de enero pasado se encontraron, volvieron a ser niñas otra vez, pero en esta oportunidad lejos de los olores del hospital y con los sentimientos a flor de piel. Ya habían recibido el alta médica y consideraron que era una buena idea fotografiarse y demostrar que lo malo quedó en el pasado.