Un ejemplo de que se puede. Rubén Darío Cúchero decidió terminar la secundaria a sus 73 años y este año se llevó el mayor de los reconocimientos. Con promedio de 9,25 fue elegido abanderado de la escuela para adultos Cenma de Jesús María.
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Nació en Colonia Caroya, al norte de Córdoba, y creció en una zona rural donde solo dictaban la educación primaria. Desde chico siempre trabajó y los estudios fueron una cuenta pendiente en su vida.
“Antes no me animaba, tenía miedo. Yo fui criado de otra forma y me daba vergüenza”, detalló en Seguimos en El Doce. Sin embargo, fue “el contador”, su mejor amigo, quien lo impulsó para volver a estudiar. “Me dijo que tenía que terminar la secundaria y me anoté en el 2019. La primera semana fui con vergüenza porque era el más grande, después ya me adapté”, explicó.
La pandemia no fue nada fácil. Sin teléfono celular y alejado del uso de las nuevas tecnologías, pudo superar las dificultades gracias a sus afectos. En ese sentido, su amigo Julio volvió a ser muy importante: le imprimió a Rubén todo el material para que pudiera hacer las tareas y los trabajos prácticos desde su casa. “Fue un caos”, confesó.
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“En la pandemia se complicó un poquito, por eso me uní a los grupos de Whatsapp de los profes para apoyarlo”, sostuvo el contador. Finalmente, y tras dos años de clases virtuales, pudo volver a la presencialidad y Rubén alcanzó el mayor de los reconocimientos.
“Es un orgullo y un honor llevar la bandera. Estaba muy nervioso el día del desfile. Escuchaba a la gente que me gritaba y me daba su aliento”, contó.