Aunque parezca sacado de una violenta serie de ficción, los hechos ocurrieron a 40 kilómetros de Córdoba capital, en la "tranquila" Santa María de Punilla. Todo comenzó el pasado sábado 4 de agosto, cuando un grupo de delincuentes desvalijó una casa propiedad de un hombre que vive en Buenos Aires.
Al enterarse, el dueño viajó hasta Córdoba y, junto a su sobrino, fueron hasta la vivienda el miércoles 8. Allí constataron que les habían robado de todo y realizaron la denuncia en la comisaría de la localidad, señalando a un grupo de menores que ya tendría antecedentes.
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Diego Ferreyra, cuyo tío es el propietario de la casa, le admitió a ElDoce.tv que buscó y se peleó con uno de los menores y supuestos ladrones, y desde ahí todo se desmadró. "Los ladrones se enteraron que hicimos la denuncia y cayeron a la casa cuatro hombres y dos mujeres con gomeras, piedras y palos", relató, y agregó: "Decían que saliéramos, preguntaban por qué habíamos hecho la denuncia".
Según su versión, llamaron a la Policía nuevamente, pero como no llegaba y los agresores rompieron una ventana, decidieron salir a defenderse con su tío y el casero que contrataron para cuidar la vivienda. "El que estaba peleando conmigo tenía un palo, pero apareció otro detrás de mí. Yo no lo vi, me pegó con una baldosa en la cabeza y caí desmayado. Todos se fueron corriendo porque pensaron que me habían matado, caí como muerto, seco".
Internación y denuncia
El resultado de la pelea mano a mano con los ladrones fueron una fractura de cráneo y en el oído y cuatro puntos de sutura, por lo que tuvo que ser trasladado desde el Hospital de Bialet Massé a una clínica privada en Córdoba capital. Además, el hombre agregó que "vomitaba líquido como anaranjado" tras la golpiza.
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Consultado por la respuesta policial que recibieron al hacer la denuncia, el muchacho recordó una frase del policía que los atendió casi con resignación: "Estos pendejos nos tienen hartos, no podemos hacer nada porque son menores. Con la de ustedes tienen la tercera denuncia".