Los jardines maternales llevan siete meses cerrados por la pandemia del coronavirus y solo hay incertidumbre. Las maestras se reinventaron, otras no pudieron continuar manteniendo la institución y cerraron para siempre.
Pero Mariela encontró una vuelta a su trabajo y no se dio por vencida. El slogan de su jardín es "démosle tiempo a los niños de ser niños" y con eso en su cabeza, les propuso a los padres de sus alumnos iniciar con el jardín sobre ruedas.
Mariela es dueña de un jardín maternal desde hace 21 años y es la primera vez que tiene cerradas sus puertas. También tuvo que reinventarse, vender alimentos y hasta objetos pintados con sus propias manos -algo que también ama hacer-. Pero nada era suficiente para mantenerse en pie.
Por esta razón, armó grupos de seis niños -según sus respectivas edades- y tres veces por semana salen a andar en bici por la costanera de Carlos Paz. Después de una larga vuelta, arman campamento a orillas del lago: cada uno en su banquito, desayunan o meriendan, pintan, aprenden sobre la vida en naturaleza, hacen yoga y hasta meditación.
¿La clave? Cada uno debe tener su barbijo y en su mochila su botella de agua, comida, alcohol en gel, repelente y protector solar. Estamos buscando que los nenes estén felices. Está bien que cuidemos a no enfermarnos, pero ¿lo emocional?", expresó en diálogo con El Doce.
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Sobre la preocupación de los contagios y respetar las medidas de seguridad, reflexionó: "Creí que iba a ser difícil, pero están con otro chip. No reniegan del barbijo, saben cuándo usarlo, solos se colocan alcohol en gel. Han madurado mucho, pero también tienen otras emociones". "Los nenes necesitan salir a jugar", cerró.