Septiembre es el Mes de Concientización del Cáncer Infantil debido a que esa es la principal causa de muerte por enfermedad en niños menores a 14 años. En ese marco, Seguimos en El Doce recorrió la Casa Ronald, un lugar en donde las familias de niños diagnosticados pueden quedarse el tiempo que dure el tratamiento.
Mateo, Valentín y Martina son niños cordobeses que viven en la institución junto a sus padres y hermanos. Los tres tienen leucemia linfoblástica aguda tipo B y allí intentan atravesar la enfermedad de la mejor manera posible, con comodidades, como la cercanía al Hospital de Niños, y acompañados de profesionales y otras personas que están viviendo la misma situación.
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Historias
Mateo es un niño de Isla Verde que recibió su diagnóstico el 10 de febrero pasado. Su papá Sandro y su mamá María Luz están instalados con él en la Casa Ronald. “Empezó con mucha fiebre en noviembre y no sabíamos por qué. Después con moretones y dificultades para andar”, recordó la mujer.
Cuatro meses después supieron qué le pasaba a Mateo y la vida tomó un giro. “Fue como mudarnos acá, comenzar una nueva vida con una lucha contra la enfermedad, en familia, en conjunto y tratar siempre de superarlo”, expresó Sandro y admitió que se debe “tener fuerza y dejar todo”.
En esa línea, María Luz aseguró que “el apoyo de la familia”. Mateo terminó el cuarto ciclo del tratamiento y el próximo jueves comenzará el quinto.
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Valentín es de General Deheza y los síntomas que tuvo fueron los mismos que los de Mateo. “Le hicimos análisis y fuimos derivados a Río Cuarto y después al Hospital de Niños. Desde entonces estamos acá, hace más de ocho meses”, comentó Pablo, el papá, que está viviendo en la Casa Ronald con su esposa Sami y con su otro hijo Simón, de cuatro años.
“Es una lucha porque yo también tengo leucemia desde hace 10 años y nunca pensamos que íbamos a llegar a esta etapa con nuestro hijo”, lamentó el hombre y explicó que el nene ya terminó su tratamiento: “Hizo su última quimio hace 20 días”.
El lunes Valentín tuvo su última punción de médula y el jueves podrá regresar a su casa con su familia, luego de nueve largos meses.
Acerca de la presencia de Simón en la Casa Ronald, Pablo comentó: “Desde el primer momento nos brindaron la oportunidad de traerlo. Pudo seguir con el colegio y estamos fortalecidos”. “Como familia intentamos ser positivos ante todo para poder salir adelante”, concluyó.
Por su parte, Martina tiene siete años y es de Laboulaye. Está acompañada de su mamá Gisela, aunque su papá y su abuela también se turnan para instalarse en la institución. “Todo comenzó con un simple dolor de espalda en la columna, moretones y manchitas llamadas petequias”, recordó la mujer.
Y continuó: “Volamos para Córdoba y nos dieron el diagnóstico”. “Los primeros días me llore todo, sentía que se me partía el mundo”, confesó. Sin embargo, entendió que su hija tenía que verla fuerte.
“Dije ‘Pucha, es ella la que pone el cuerpo a todo el tratamiento y yo tengo que acompañar, fuerte’”, comentó y así fue que cambió su forma de enfrentar la enfermedad de Martina.