El diez de abril del 2006 todo barrio Alberdi se tiñó de gris. Fue un descuido, un segundo, un accidente, era lo único que se escuchaba en la esquina Coronel Olmedo y la Rioja.
Un bebe de un año había caído del quinto piso de un edificio. Eran 17 metros de altura que le marcaron la vida para siempre a Francisco y a toda su familia.
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A pesar de los 30 días de lucha que enfrentó en el hospital de Niños, este joven guerrero logró salir adelante. Algunas secuelas le dificultaron el habla y también su desarrollo motriz, pero nada fue una limitación para Francisco. “El demuestra día a día que se puede, tenemos prohibido bajar los brazos”, cuenta orgulloso su papá.
Guillermo quedó a cargo de sus tres hijos. Cada día es “intenso, pero a la noche siempre tengo mi recompensa con un abrazo”. En referencia a Francisco asegura que “siempre fue de igual a igual, nunca hubo diferencias con sus hermanos”.
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