La banda conocía a detalle la existencia de una caja fuerte que resguardaba la mercadería de mayor valor. Hace 35 años también se registró otro robo en el lugar pero en aquella ocasión fue por un boquete. El asalto fue prolijo ya que no dejaron huellas. Curiosamente, las cámaras en la zona escasean. Antes de retirarse, los delincuentes también entraron a un edificio vecino y robaron al menos dos estudios jurídicos. Una de las interrogantes que empiezan a sonar con fuerza es si apareció el reemplazo de la banda de Serravalle Hidalgo, especializada en este tipo de atracos.
Rafael Galdi, propietario de la joyería en cuestión, pone en palabras el dolor que le produce lo sucedido.