Todo parece un cuento mágico: se ingresa a una selva donde rápidamente la naturaleza nos envuelve. No tardamos en avanzar y estamos en el fondo del mar rodeado de peces y plantas acuáticas. Pero nos gana la ansiedad y decidimos rápido salir al espacio, sabiendo que para llegar hay que subirse a una nave espacial.
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Definitivamente es una aventura y los resultados han demostrado que la idea fue brillante. La sala de estudios gamma del Hospital de Niños se convirtió en un viaje a las estrellas.
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