El hombre vestía camisa clara, jeans, es calvo, de tez blanca, ojos marrones, de 1,67 metros de altura y usa anteojos de aumento. El misterio es alto ya que el hombre es conocido y si hubiese tenido un accidente habría rastros detectados tras el rastrillaje de la zona en donde se supone habría transitado. Nadie reconoce que podría haberse tratado de un ajuste de cuentas. Los investigadores aseguran que los teléfonos apagados causa alarma y está descartado el secuestro extorsivo ya que no se ha pedido rescate a la familia. Se investiga con fuerza a la destinataria de la última llamada realizada así como distintas hipótesis no confirmadas que aseguran una posible fuga y una relación no conocida por el círculo más cercano.
En comunicación telefónica, la hermana de Raúl explicó que los viajes que realizaba siempre eran de negocios y en la última conversación que uvieron acordaron que se verían a la noche, situación que nunca sucedió. Lo último planeado era la compra de un moto para el hijo que se supone comprarían por Internet. Raúl es divorciado y el hijo estudia en San Francisco.