El problema es que aquí no hubo bombas, ni anarquismo, ni células mapuches, ni atentados, tal y como lo supieron expresar algunos medios que salieron a alimentar la absurda narrativa de un ataque terrorista.
La Brigada de Explosivos de la policía de Córdoba actuó correctamente, según como lo dicta el protocolo, pero cuando el caso fue tomado por Buenos Aires y la ministra Bullrich, empezó todo el ciclo de exageraciones que llevaron a este papelón de escala internacional.