Si bien el viaje no es gratuito, el taxista les regala a sus pasajeros una bolsa de caramelos. Y una vez finalizada la jornada, deja su automóvil y se sube al trineo para repartir los jugetes a todos los niños y niñas del país.
Si bien el viaje no es gratuito, el taxista les regala a sus pasajeros una bolsa de caramelos. Y una vez finalizada la jornada, deja su automóvil y se sube al trineo para repartir los jugetes a todos los niños y niñas del país.