Cuando se asume la condición de ser líder se asumen también todas las responsabilidades. Repudiamos la violencia, nos solidarizamos con los agredidos y esperamos que los que ayer se mostraron feroces tengan hoy una gota de honorabilidad, salgan a dar la cara y respondan por sus actos.
La manifestación de poder ocurrida ayer por un sector de la UTA Córdoba dejó una deuda pendiente para toda la ciudadanía que se quedó a pie, que no pudo circular con tranquilidad por la ciudad y que no pudo cumplir con su trabajo. Las agresiones contra la prensa merecen, al menos, una explicación.
Editorial