“Toda acción contra el cambio climático suma, pero solo la colectiva transforma”, señala el licenciado en ciencias ambientales y divulgador científico Andreu Escrivà. Y es allí en dónde radica la importancia de las COPs, en que son necesarias para lograr cambios a nivel global. Este año el debate central de la cumbre del clima fue el financiamiento. O esos recursos que necesitan los países más desfavorecidos para hacer frente a la crisis climática. ¿Cuáles fueron los resultados ¿Qué pasó con la Argentina?
La COP de Azerbaiyán empezó con gran expectativa para acordar una nueva meta colectiva de financiamiento climático (NCQG, por sus siglas en inglés). Es decir, los países debían determinar una nueva cifra de dinero a movilizar para la adaptación frente a los efectos del cambio climático y la mitigación de los gases de efecto invernadero, principales causantes del problema.
El tema del dinero generó grandes discusiones entre las partes e hizo que las negociaciones se extendieran más de lo previsto. Finalmente los países desarrollados lograron acordar una meta de $300.000 millones de dólares por año para el 2035, pero la cifra no fue la que esperaban los países más afectados. Lo que pedían las naciones menos desarrolladas y la sociedad civil era un monto mucho mayor: 1,3 billones de dólares.
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Los países en desarrollo necesitan $1 billón anuales de financiamiento externo de todas las fuentes para 2030 y $1.3 billones para 2035, según un estudio de expertos independientes respaldado por la ONU. Es decir que lo acordado en la COP29 representa apenas el 30% de lo que se necesita para hacer frente a la crisis climática.
“Los países ricos, que por siglos han vulnerado los territorios del Sur global, y han provocado graves pérdidas y daños por el cambio climático, se niegan a comprometer el financiamiento para enfrentar la crisis e imponen falsas soluciones que aumentan la vulnerabilidad y dependencia de nuestros países.” expresó sobre esta cifra Eduardo Giesen, coordinador regional de la Campaña mundial para exigir justicia climática para Latinoamérica y el Caribe.
Además de la cifra insuficiente, los países en desarrollo y miembros de la sociedad civil alertaron por el lenguaje vago que se incluyó en la decisión de esta COP. El texto dice que los países en desarrollo deben “liderar” la iniciativa. Se les quita la responsabilidad y se incluye como aportantes al sector privado y a los bancos multilaterales.
¿Por qué los países desarrollados deberían aportar el dinero?
Desde la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (1992) los países desarrollados se comprometieron a movilizar dinero a los países en desarrollo para que puedan hacer frente al cambio climático por su contribución histórica al problema.
En ese sentido en 2009 durante la COP de Copenhague los países desarrollados asumieron el compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para 2020 destinados a la acción por el clima en los países en desarrollo. En la COP21 de París en 2015 se amplió ese objetivo hasta 2025.. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el objetivo se alcanzó recién en 2022 con dos años de retraso, cuando los países movilizaron un total de 115.900 millones de dólares.
Además de que la promesa no se cumplió, otro aspecto negativo fue el acceso a esos fondos. “La mayoría de ese financiamiento fue en forma de préstamos”, señaló a El Doce Camila Mercure, responsable del área de política climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). Los países en desarrollo que ya tienen altos niveles de deuda externa temen que con este nuevo acuerdo suceda lo mismo. El texto final de la nueva meta acordada en la COP29, aborda este tema en varias partes pero con un lenguaje que puede prestarse a la libre interpretación de las partes: “Reitera la importancia de reformar la arquitectura financiera multilateral y destaca la necesidad de eliminar barreras y abordar los desincentivos que enfrentan los países en desarrollo para financiar acciones climáticas, incluyendo los altos costos de capital [...] niveles insostenibles de deuda”.
¿Y ahora qué? ¿Y la Argentina?
El año que viene los países deben actualizar sus compromisos nacionales en el marco del Acuerdo de París (NDC por sus siglas en inglés). Estos planes deberían ser más ambiciosos y acercarse más a limitar el aumento de la temperatura global a 1.5° C, como señala el acuerdo. En la COP29 se esperaba que una nueva meta de financiamiento impulsara a los países a presentar planes más ambiciosos.
“Ha sido un viaje difícil, pero hemos llegado a un acuerdo. Ningún país ha conseguido todo lo que quería, y nos vamos de Bakú con una montaña de trabajo por hacer” señaló Simon Stiell, secretario de ONU cambio climático.
Como miembro del Acuerdo de París, Argentina también debe presentar su plan nacional actualizado. Durante la COP29, el país envió una delegación mínima con personal de la subsecretaría de ambiente y de cancillería. Pero a dos días de iniciada la cumbre el gobierno de Milei ordenó retirar a la comitiva. Esto significó que el país no participara de las negociaciones pero por el momento no implicaría que Argentina se retire del acuerdo. Resta saber qué hará el gobierno nacional con la política climática en los siguientes años y en especial cuando Trump asuma la presidencia en EE.UU. el próximo enero.