Una familia argentina estaba entre los pasajeros de la lancha que naufragó el lunes en el mar Caribe, en Colombia. Se trata de Martín Rodríguez (55), su esposa María José Passarelli (55) y su hijo Lorenzo (14), quienes disfrutaban de unas vacaciones en Cartagena cuando protagonizaron el episodio que por poco no terminó en tragedia.
Iban en una excursión hacia la Isla La Palma, en el archipiélago de San Bernardo, cuando la embarcación que los trasladaba se hundió. En diálogo con Clarín, Rodríguez afirmó que ya en el momento de la travesía presentía que algo no andaba bien.
Luego relató la dramática situación que atravesaron mientras quedaron en el agua hasta que un grupo de pescadores los descubrió de casualidad. Eran 42 personas a la deriva en el medio del mar. “Si no movíamos los brazos, ellos pensaban que éramos pájaros agrupados en un lugar”, describió.
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“La lancha de los pescadores era pequeña. Solo pudieron subir 11 personas en el primer viaje, entre ellas María José y Lorenzo. En la desesperación casi la dan vuelta porque todos se querían subir“, comentó Martín, quien explicó que el pesquero se retiró hacia la costa hasta que regresó para rescatar a los demás.
La familia argentina continúa en Colombia hasta este sábado mientras intentan reponerse del lamentable episodio, reconociendo que protagonizaron un milagro. “Mi hijo no puede dormir bien. Nosotros estamos bien, pero no queremos subir más a una lancha”, expresó Rodríguez.
Además cuestionó la falta de contención y de empatía tanto por la agencia de viajes con la que hacían la travesía como con la Policía. “Se pusieron más del lado de la empresa y no nos querían tomar la denuncia. Nos pedían los pasaportes, la documentación. Perdimos celulares, ropa, pero lo que más necesitábamos era contención”, señaló sobre la respuesta de la fuerza de seguridad.

“Mi cumpleaños fue el 28 de febrero. Pero el 3 de marzo los tres volvimos a nacer. Ahora quedó como una anécdota, pero en ese momento fue tremendo. Si no pasaba este pesquero, no sé qué hubiera sido de nosotros. Le agradecemos la vida a esos pescadores”, manifestó.
Y cerró entre risas con un relato aliviado: “Nos quedamos sin conocer la Isla Palma, pero tampoco conocimos el fondo del mar”.