A horas de su fallecimiento, Francisco alzó el teléfono y realizó la llamada que ya era costumbre desde hacía un año y medio. Del otro lado atendió el cura argentino que cada noche le relataba la situación desde la única parroquia católica ubicada en la Franja de Gaza.
Esa videollamada de aproximadamente dos minutos fue la última del Papa antes de morir. Se produjo el sábado 19 de abril a las 20, como ocurría cada jornada. Apenas un día y medio después se informó el deceso que conmocionó a todo el mundo.
El gesto se conoció tras el fallecimiento, pero en realidad era un hábito que adoptó el sumo pontífice desde que comenzó el conflicto armado en Medio Oriente. En la iglesia de la Sagrada Familia viven 500 cristianos católicos refugiados de la Franja de Gaza.
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Francisco llamaba todas las noches y dialogaba con el cura argentino Gabriel Romanelli, que sirve en la mencionada iglesia. En diálogo con Noticiero Doce, el párroco recordó esa última charla y destacó la postura que tomó Jorge Bergoglio luego del reinicio de la guerra.
“Llamó el Sábado Santo, un día y medio antes de fallecer. Fue una llamada normal, breve. Nos preguntó cómo estábamos y les dio la bendición a todos. Nos agradecía y nos daba ánimos”, relató Romanelli.
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En esa línea, afirmó que pasara lo que pasara el Papa “se tomaba el trabajo” de comunicarse. “Estuvo un año y medio llamándonos todos los días. Lo hacía con entusiasmo... incluso en los momentos más graves nos difundía siempre esperanza”, agregó.
El cura argentino reveló que Francisco llevaba un tiempo diciéndole que estaba “jorobado” de salud. “Desde el hospital Gemelli (donde estuvo internado 37 días) nos llamaba casi cotidianamente... y lo mismo cuando volvió este último tiempo a Santa Marta”, valoró.
Y cerró: “Lo vimos cuando bajo las últimas veces a San Pedro... hablaba más pausado, más breve, y nos dábamos cuenta que no era el mismo papa Francisco de siempre. Sabíamos que estaba delicado, pero nada nos hacía presagiar un desenlace tan rápido”.