Los fieles católicos de todo el mundo celebran la fumata blanca que salió de la chimenea de la Capilla Sixtina para dejar en claro que los 133 cardenales eligieron al nuevo Papa que sucederá a Francisco I.
En las primeras imágenes difundidas llamó la atención la presencia de dos gaviotas adultas y un pichón (probablemente integrantes de una misma familia) en el techo del histórico templo en el preciso momento en el que el humo claro llenaba de ilusión los corazones de los creyentes.
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Automáticamente, las redes sociales se hicieron eco de esta postal y la adoptaron como símbolos con diferentes significados. “Un par de gaviotas y un polluelo (imagino que son familia) justo en el momento de la fumata blanca. No soy de símbolos, pero este tiene que ser uno“, “Hasta ahora lo más cercanos al Cónclave son estas gaviotas representando a la familia tradicional” y “Volvió a aparecer la Santísima Trinidad de gaviotas ¿Señal?“, fueron algunos de los comentarios.

Los más memoriosos recordaron que una gaviota se había posado sobre la misma icónica chimenea al momento en el que se conoció que había nuevo Papa en 2013, que definió a Jorge Bergoglio como Sumo Pontífice.
Un problema romano
A pesar de que las gaviotas se han convertido en un ícono del Cónclave, su presencia revela el problema real para quienes residen en Roma.
El hábitat de estas aves suele ser marino pero, aunque la costa se encuentre a unos 40 kilómetros de la capital italiana, han volado tierra adentro para dominar entre la fauna aérea de la urbe.
Estas aves proliferan en sus vertederos y en sus calles, no siempre limpias y lejos del litoral, cuadriplicándose en pocos años hasta alcanzar los 40 mil ejemplares, según algunas estimaciones.