Un dato clave se sumó a la investigación sobre la tragedia náutica ocurrida frente a la isla Hibiscus en Miami Beach: la barcaza —propulsada por un remolcador— que chocó de lleno a un velero pertenece a la empresa Waterfront Construction.
Así lo reveló el diario Miami Herald, que accedió a la demanda presentada por una de las víctimas sobrevivientes.
La empresa con registro en Florida es propiedad de Jorge Rivas, quien tras ser contactado por el medio estadounidense no quiso hacer declaraciones, al menos hasta consultar con su abogado.
En el Tribunal de Circuito de Miami-Dade se presentó la demanda a través del abogado Judd Rosen en nombre de E.Z., una nena de 9 años que resultó herida y fue atendida en el lugar.
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Según la presentación la menor “sufrió lesiones permanentes como consecuencia directa de este incidente, y esas lesiones la afectarán por el resto de su vida”.

El accidente, ocurrido hace unas semanas, dejó como saldo la muerte de tres niñas que participaban de un campamento de navegación, entre ellas la nieta de la productora argentina Cris Morena.
Uno de los puntos clave que afirma el documento es que la instructora a cargo y el campamento “conocían o deberían haber conocido el riesgo irrazonable de lesiones y/o muerte” al llevar a las menores a navegar en la Bahía Biscayne.
Además de Waterfront Construction, la presentación judicial apunta contra el Miami Yacht Club y la Fundación Juvenil de Vela de la institución. Se los acusa de imprudencia, temeridad y negligencia en los momentos previos a la tragedia.
Por otra parte Rosen cuestionó el accionar del capitán del remolcador: “Tuvieron la oportunidad de evitar este accidente, pero simplemente no prestaron atención. El sentido común indica que el capitán y la tripulación estaban distraídos. Fue una tragedia innecesaria y evitable”.
Según su parecer, el conductor de la embarcación debería haber contado con un vigía en la proa, considerando que se trataba de una zona habitualmente concurrida por barcos recreativos.
De momento no se conocen imputaciones penales, pero el proceso civil avanza mientras la comunidad náutica de Miami sigue conmocionada. La combinación de falta de atención, un entorno de alto tránsito marítimo y menores a bordo derivó en un episodio que, según la demanda, pudo y debió haberse evitado.