Con tan sólo 9 años, Phan Thi Kim Phuc pasó a ocupar la tapa de diarios y revistas de todo el mundo.
Era el principio de los ‘70 y Estados Unidos protagonizaba una encarnizada guerra en Vietnam. La invasión pasó a la historia, entre otros motivos, por el uso de armas químicas que posteriormente se prohibieron. Entre ellas estaba el napalm, un combustible gelatinoso que se pegaba y ardía en el cuerpo de las víctimas.
Kim Phuc fue una de las personas que sufrió las consecuencias de enfrentarse a este artoz invento. El 8 de junio de 1972, un avión norteamericano tiró una de estas bombas en la localidad de Trang Bang, donde la menor vivía con su familia.
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La joven huyó despavorida y, en el camino, se arrancó la ropa que estaba prendiéndose fuego. Así, desnuda y asustada, la encontró el fotógrafo Nick Ut, quien la inmortalizó para siempre en una imagen que la bautizaría como la “niña del napalm”.
Ahora, a 50 años del terrible episodio, Kim Phuc finalmente logró terminar de sanar las heridas físicas que le causó ese encuentro. “Tantos años pensé que no tendría más cicatrices, ni más dolor cuando estuviera en el cielo. Pero ahora, ¡esto es el cielo en la tierra para mí!”, aseguró.
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Un tratamiento especial
Según publicó el medio estadounidense NBC 6 South Florida, la vietnamita concluyó esta semana una serie de intervenciones quirúrgicas que le permitieron curar su piel. Las cicatrices habían limitado la movilidad de su cuerpo y le generaban dolores constantes.
Para revertir esto, en 2015 inició el tratamiento especial que incluyó 11 sesiones con láser en el Instituto de Dermatología y Láser de Miami. Según explicaron sus médicos, estos sirvieron para alisar y suavizar el tejido cicatricial pálido y grueso.
La acompañó a lo largo de este proceso Ut, a quien ahora llama “tío”, cariñosamente. Sobre esta nueva etapa que inicia, Kim Phuc dijo en entrevista con la CBC: “Ya no soy víctima de la guerra. Soy una superviviente”.
Actualmente, la mujer vive en Canadá y es una activista por los derechos de los menores afectados por distintas guerras. Centraliza su labor a través de su ONG, la Kim Foundation International, que ofrece asistencia médica y apoyo psicológico.