La Navidad llegó antes de lo previsto en Saint George, una pequeña ciudad en Canadá. Sus 3.000 habitantes decidieron adelantar la fiesta para que Evan Laversage, pudiera disfrutarla por última vez en su vida, ya que le diagnosticaron un cáncer terminal.
En pleno octubre, las calles se llenaron de luces de colores, las casas se adornaron, hasta simularon nieve y los vecinos se disfrazaron de Papá Noel, con el único objetivo de hacer feliz a Evan.
El pequeño y su familia llevan más de cinco años luchando contra la enfermedad, pero hace unas semanas el médico les dijo que a Evan no le quedaba mucho tiempo de vida. Su madre pidió a los familiares cercanos sí podrían adelantar la Navidad y recibió el apoyo de toda la ciudad.
Así, la mayoría de los vecinos decoraron sus casas con luces y carteles navideños, hasta hicieron un desfile que pasó por la puerta de la casa de Evan, que hace unos meses perdió su movilidad por culpa del cáncer y del agresivo tratamiento. El pequeño salió y estuvo sentado en primera fila para disfrutarlo, y también pudo subirse al trineo de Papá Noel y desfilar con él.
"Si miras por la ventana principal de nuestra casa, ves toda la calle encendida. Allá donde mires parece que es Navidad. Es más de lo que podría haber imaginado. Es una locura. La gente ha ido mucho más allá", expresó Nichole Wellwood, la madre de Evan.