Aunque la Justicia ordenó desconectar al bebé Alfie Evans, un soplo de vida todavía lo mantiene en este mundo. La aplicación de la sentencia de un Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en contra de la decisión de la familia, generó un debate internacional. El gobierno de Italia le otorgó la nacionalidad y pretende trasladarlo a un hospital Romano.
“Boquiabiertos” quedaron los médicos, que recomendaron el retiro de la ayuda mecánica, cuando el pequeño de 23 meses comenzó a respirar por sus propios medios. Después, volvieron a suministrarle oxígeno y agua.
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El niño padece una enfermedad neurológica degenerativa y tendría daños cerebrales graves e irreversibles. La continuidad de su vida o evitarle el sufrimiento divide por estos días a la sociedad en el viejo continente. Más de 170.000 personas firmaron una petición para que pueda ser retirado del Alder Hey Hospital in Liverpool.
Su familia había intentado suspender el procedimiento y llevarse a su hijo para que reciba tratamiento en Roma. El gobierno italiano puso un avión a disposición para llevarse al niño de Gran Bretaña al hospital Bambino Gesù.
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El Papa Fracisco, que recibió a los padres de Alfie, también se expresó sobre el asunto. “Renuevo mi llamamiento para que se escuche el sufrimiento de sus padres y se cumpla su deseo de intentar nuevas posibilidades de tratamiento", tuiteó el Sumo Pontífice.