La Policía de Barcelona informó en la madrugada de este jueves que pudo determinar de qué manera y en qué horario apareció muerto el argentino Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, acusado de matar a su propio bebé de solo dos años. Los oficiales concluyeron que el hombre se suicidó horas después de que encontraran al menor sin vida el pasado 24 de agosto.
El ciudadano argentino era buscado intensamente desde dicha fecha por ser el principal sospechoso del asesinato del menor. Los primeros rumores indicaron que el sujeto habría tomado esa trágica decisión, luego de una larga discusión con su expareja y madre del pequeño, en forma de venganza.
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Según publicó las prensa catalana, la policía local informó que tras el análisis de las huellas dactilares del hombre se confirmó que fue él quien asesinó a su hijo. El jefe de la División de Investigación Criminal de los Mossos d’Esquadra de Barcelona, el inspector, Josep Navarro, descartó rotundamente que haya sido un acto planeado por el argentino.
“No se ha encontrado ningún mensaje junto al cuerpo, lo que nos hace pensar que todo fue improvisado”, remarcó el oficial. Los policías encargados de la búsqueda de Giaccio encontraron al sospechoso "colgado de un árbol con su propio cinturón, en una zona boscosa", cerca del aeropuerto El Prat.
El hallazgo
Los investigadores del caso pudieron constatar que el asesino cometió el crimen el pasado 24 de agosto por la noche en el hotel Concordia de Barcelona y que luego huyó hacia la zona del bosque que está en las cercanías del lugar. Además, pudieron confirmar que le había mandado un mensaje a la madre del menor que decía “En el hotel te dejo lo que te merecés”.
Las cámaras de seguridad del edificio captaron su salida desde el pasillo interior, hasta que trepó por la valla exterior y se perdió de vista al dirigirse hacia la montaña de Montjuïc de Barcelona. Esa fue la última vez que se lo vio hasta que la Policía encontró su cadáver.
La mujer alertó a los agentes luego de recibir el macabro mensaje, pero pese a la rapidez de los paramédicos, nada pudieron hacer para reanimar al menor que ya se encontraba sin vida.