Boris Johnson renunció a su cargo de primer ministro en Reino Unido. El líder del Partido Conservador sostuvo que el proceso de la elección de su sucesor “tiene que empezar ahora”, por lo que permanecerá en su función hasta octubre. Varios escándalos lo acorralaron en el último tiempo y su imagen quedó debilitada.
Habló al país luego de la renuncia de 52 ministros, las denuncias por corrupción –gastos de reforma en la residencia oficial, coimas de empresas privadas-, mentiras en la gestión de la pandemia, inflación en alza, fiestas prohibidas que realizó durante la cuarentena. Pero la gota que rebasó el vaso fue el nombramiento de un funcionario acusado de abuso sexual.
Faltan tres meses para las elecciones en octubre, pero varios legisladores conservadores exigen que se vaya ya. Insisten en que está destruyendo la reputación del país. Boris Johnson se quedó solo en medio de una crisis política, económica y social que atraviesa Gran Bretaña.
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Desde la puerta negra del número 10 de Downing Street, expresó que estaba “triste por renunciar al mejor trabajo del mundo”. Pero reconoció que “es claramente la voluntad del grupo parlamentario conservador que haya un nuevo líder del partido y, por tanto, un nuevo primer ministro”.
“Sentía que era mi trabajo, mi deber, mi obligación seguir lo que comenzamos en 2020″, sostuvo. Y agradeció al pueblo por “el inmenso honor” que le dieron y por esto remarcó que luchará hasta el final para cumplir el mandato que ganó en las elecciones generales del 2019.