Después de siete décadas el trono de Gran Bretaña finalmente ha cambiado de manos. A sus 73 años Charles Philip Arthur George, más conocido como Carlos III, fue proclamado rey este sábado a la mañana en el Palacio de Saint James.
En un corto discurso de inauguración, el nuevo monarca se refirió a las dimensiones de ocupar este cargo. “Soy profundamente consciente de esta gran herencia y de los deberes y las pesadas responsabilidades de la soberanía que ahora me han sido transferidas”, destacó.
Aunque el gobierno del país reside en el Parlamento, la Familia Real tiene un peso simbólico importante. En ese sentido, el reinado de Carlos deberá afrontar un panorama adverso: Inglaterra acaba de alcanzar su inflación más alta en los últimos 40 años, todavía tiene detalles del Brexit a resolver y se acaba de concretar hace apenas algunos días la designación de la nueva Primer Ministra, Liz Truss.
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En esa línea, Carlos indicó que sus prioridades serán “defender el gobierno constitucional y buscar la paz, la armonía y la prosperidad de los pueblos de estas islas y de los reinos y territorios de la Commonwealth”.
Por otro lado dedicó gran parte de su discurso a honrar el recuerdo de su madre, Isabel II. Le reconoció un reinado “inigualable en su duración, dedicación y devoción” y su “servicio desinteresado”. Además agradeció el apoyo y la simpatía de la gente tras su fallecimiento.
Durante la ceremonia estuvieron presentes tres exprimer ministros: Tony Blair, David Cameron, John Major, Gordon Brown, David Cameron Boris Johnson y Theresa May. Tras la proclamación y el posterior traslado del flamante rey al palacio de Buckingham, los miembros del poder legislativo procedieron a jurarle lealtad.