Dimas Mulkan Saputra tenía 8 años y estaba con su papá y su hermano pescando en la costa del río Tempaku, en Kalimantan Oriental, Indonesia. Los pequeños, que estaban jugando, se alejaron y un cocodrilo gigante de 7 metros apareció sin que se dieran cuenta.
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Tras el ataque, lo tragó de un bocado. Su papá intentó rescatarlo golpeando al animal con desesperación, pero sin éxito. El enorme cocodrilo desapareció en las profundidades del río.
Días después, vecinos lo atraparon en el pueblo de Muara Bengalon. Se montó un operativo especial para extraer el cuerpo del niño, que murió por asfixia. Sus restos estaban intactos: “Solo había marcas de mordidas en las manos de la víctima”, declaró el jefe de la Policía de la zona, Slamet Riyadi al sitio The Sun.
Este tipo de accidentes con animales son habituales en la zona. Hace una semana, una tragedia similar produjo la muerte de otro niño de la misma edad.