En julio de 2014, Courtney (36) tuvo a su segunda hija a la que llamó Lyla Stensrud. Atravesaba la semana 21 de embarazo cuando fue al baño y sucedió una situación extraña: “Algo no se sentía bien, así que me agaché y (el bebé) me agarró el dedo. Por suerte, mi obstetra y ginecólogo estuvo de guardia, así que me apresuraron a dar a luz y en diez minutos nació”.
+ MIRÁ MÁS:
La mujer tenía el cuello uterino dilatado como si hubiera estado en el noveno mes de embarazo. Cuando la pequeña nació, impresionó a los profesionales porque nació prematura, pesó un poco menos de medio kilo y era del tamaño de un sobre. Incluso se negaban a resucitarla porque consideraban que no iba a sobrevivir.
Sin embargo, sucedió todo lo contrario y durante 56 días estuvo en ventilación mecánica. Los médicos debían estar muy pendientes porque enfrentaba algunos problemas de salud. Después de más de tres meses en observación, donde tomaba líquidos por vía intravenosa, los padres pudieron llevársela a su casa.
Lyla cumplió cuatro años y se convirtió en una hermosa niña. Afortunadamente no desarrolló ninguna discapacidad auditiva o visual ni parálisis cerebral, aunque tiene un retraso en el habla, un problema que comúnmente se da en bebés prematuros por las lesiones en el cerebro.