Un soplo de vida lo mantiene presente en este mundo. El aire que entra y sale de sus pequeños pulmoncitos proviene de una máquina. Respirar para Isaiah Haastrup, de once meses de edad, depende de un fallo de la Justicia y el criterio de los médicos.
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La Corte Suprema de Gran Bretaña tomó una decisión que conmocionó a la sociedad: desconectar al bebé de su respirador artificial. La sentencia fue a favor del centro médico King's College Hospital de Londres, cuyos directivos hicieron la presentación en la Justicia ante la negativa de la familia para realizar el procedimiento.
Takesha thomas y Lanre Haastrup, son los padres de Isaiah. Ambos sugirieron terapias alternativas y se oponen a cortar el tratamiento. "Cuando le hablo responde, lentamente, abriendo un ojo. Sé que es un niño que sufrió daño, pero necesita amor y atención y puedo dárselas", sostuvo Takesha, entre lágrimas.
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El tribunal, después de evaluar distintos argumentos éticos y científicos, se basó en el "mejor interés del menor" para descartar las razones a favor de la vida. El juez MacDonald, ponderó el “coraje” de los padres pero sostuvo “con profunda tristeza” que el bebé no mejorará su estado de salud. Según el magistrado, el veredicto es la mejor determinación para un enfermo que tiene “un bajo nivel de conciencia y no responde a estímulos”.