Un empresario brasilero fue detenido en Río de Janeiro. Lo acusan de contratar a un sicario para matar a su amante en una parada de colectivo.
La Policía Civil informó que Claudio Rodrigues de Oliveira Bastos le pagó a una persona para que matara a Yoran Tairik Guimarães Costa. El objetivo era evitar que el hombre divulgara que tenían una relación extramatrimonial.
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Los investigadores descubrieron que la víctima habría amenazado a su pareja con revelar el secreto y Rodrigues de Oliveira Bastos no lo soportó. El asesino está prófugo.
El crimen ocurrió el pasado 11 de septiembre en una parada de colectivo del barrio Rio do Ouro de la ciudad del Cristo Redentor. Guimarães Costa llegó engañado al lugar. Creía que iba por una oferta laboral para ser sereno, pero en realidad lo esperaba la muerte.
Las cámaras de seguridad grabaron el macabro asesinato. Allí se ve cómo el sicario, que ya estaba en el lugar, se acercó a la víctima y le disparó en la cabeza. Después se fugó.
“Esta situación fue montada por el señor Claudio, que se encuentra en prisión. Era una situación armada. En realidad fue una emboscada”, sostuvo la fiscal Renata Neme y aseguró que era “un lugar cuidadosamente elegido para la ejecución”.
“La víctima se colocó aproximadamente a 2 metros bajo el nivel de la calle, bastante escondida”, agregó el investigador Leonardo Borges.
Para evitar que el crimen sea descubierto, el sicario robó el celular del joven y se tomó un colectivo. Desde entonces, no se sabe nada de él. Para la Policía, el hombre que lo mató bloqueó las redes sociales de la víctima donde había chats y llamados que demostraban la relación de los amantes para entorpecer la investigación.
A Claudio Rodrigues de Oliveira Bastos lo encontraron gracias a la información que aportó la esposa de Guimarães Costa. “Se solicitó detención temporal para recabar otras pruebas y proteger a la esposa de la víctima. Dos días después de la muerte de Yoran alguien fue a su casa, amenazó a la mujer y le robó el celular”, reveló la fiscal.
Según dijo, Rodrigues de Oliveira Bastos “borró varios mensajes de su propio móvil, borró los datos de contacto de la propia víctima”. Sin embargo, los investigadores dieron con las conversaciones entre los amantes y transferencias bancarias entre el acusado y la víctima que databan de varios meses.