"Decidieron por la interrupción del mandato de una presidenta que no cometió crimen. Condenaron una inocente y consumaron un golpe de Estado". Así, evidentemente dolida por la destitución que decidieron los senadores por amplia mayoría, Dilma Rousseff encabezó su primer acto como ex mandataria brasilera.
En el mensaje que se difundió por Facebook, lamentó tener que enfrentar "su segundo golpe de Estado". "Primero fue el militar de 1964, que me afectó cuando era una joven militante; el segundo fue el parlamentario, que me derriba del cargo para el que fui elegida", repasó.
"Habrá la más determinada, firme y enérgica oposición que un golpista puede sufrir", advirtió Dilma.
"No desistan de la lucha. Piensan que nos vencieron pero están engañados. Sé que todos vamos a luchar. Habrá la más determinada, firme y enérgica oposición que un golpista puede sufrir", enfatizó ante decenas de seguidores, al prometer que el Partido de los Trabajadores (PT) que encabeza con Lula volverá al poder.
El apoyo de Cristina y los presidentes de la región
Apenas se conoció la destitución de Dilma, Cristina Kirchner también denunció un golpe de Estado a través de su cuenta de Twitter. "América del Sur otra vez laboratorio de la derecha más extrema", advirtió.
Por su parte, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Nicaragua condenaron el "golpe de Estado parlamentario" ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Los países dirigidos por Evo Morales y Rafael Correa anunciaron que retirarán los representantes diplomáticos en Brasil.