Hasta este martes, habían pasado casi 80 años desde que un juez californiano de Santa Clara no era destituido de su cargo. El proceso se repitió este martes, cuando los votantes del condado despidieron a Aaron Persky de la corte que presidía. La causa de separación fue la condena de seis meses aplicada a Brock Turner por abuso sexual.
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En junio de 2016 el titular del tribunal sentenció a un nadador de Stanford por aprovecharse sexualmente de una mujer inconsciente. Las críticas que hablaban del escaso tiempo impuesto y la emotiva declaración de la víctima capturaron la atención de los norteamericanos.
"Me quitaste mi valía, mi privacidad, mi energía, mi tiempo, mi intimidad, mi confianza, mi propia voz, hasta hoy", manifestó la damnificada Emily Doe en un comunicado durante la audiencia.
Tras el fallo, organizaciones de apoyo a los derechos de la mujer y del movimiento #MeToo lanzaron una campaña para retirar al juez de quince años de carrera. "El mensaje más amplio de esta victoria es que la violencia contra las mujeres es ahora un tema de votación", dijo la activista Michele Dauber.
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Los órganos de control del Poder Judicial determinaron que el juez actuó a derecho. En la sentencia se habían tenido en cuenta, como atenuantes, la edad y los hábitos de bebida del victimario. Pero la presión social reclamó otra salida: se juntó un millón de firmas para habilitar la destitución que abrió el debate nacional sobre cómo deben tratarse los delitos sexuales y las discriminaciones raciales en los juicios.