Los enviados especiales de El Doce están a pocos kilómetros del epicentro del conflicto entre Rusia y Ucrania. El drama de la guerra se siente cada vez con mayor crudeza y la única esperanza es la solidaridad entre los pueblos.
Desde Medyka, Polonia, Luchi Ybañez y Mauro Terenzio mostraron la larga fila de personas que intentan meterse en territorio ucraniano. El objetivo principal es uno solo: ayudar como sea a quienes padecen los bombardeos del otro lado de la frontera.
Benito, un argentino que hace décadas vive en España, es uno de los tantos que dejó todo para brindar apoyo frente al horror. "Yo estaba con Olivia, mi compañera, en casa. Sentado en mi sofá y mirando la tele. Al segundo día dije 'yo no aguando más viendo esto'. Le dije 'vamos a alquilar una furgoneta y nos vamos para allá'. Hicimos 3 mil kilómetros en tres días", relató en Arriba Córdoba.
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Así, crearon su "Baby Milk Truck", adonde dan contención, leche y abrigo a centenares de mujeres y sus hijos. "Atendemos a mamás y niños, cambian los pañales, les damos leche caliente y los pueden amamantar de una forma que están calentitos", detalló.
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Drama humanitario
Los refugiados ya superan los dos millones y gran parte son mujeres con sus hijos, ya que los hombres ucranianos deben quedarse a luchar contra la invasión rusa. "Hombres casi no se ven, todas son mamás con niños. Han abandonado sus casas, sus vidas", describió Benito.
A su alrededor, los casos son cada vez más dolorosos. Sin embargo, la decisión de brindar amor frente al ataque de Putin está tomada: "Me encontré una madre con su niña llorando y les dije que por favor vengan. No tenemos que enviar misiles ni armas, sino amor. Estoy seguro que la población rusa lo entenderá, porque esto es culpa de una sola persona. Es un demonio que se repite en la historia".
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