La imagen de Omran Daqneesh sentado en una ambulancia, ensangrentado y cubierto de polvo, conmovió al mundo. Él sobrevivió, pero su hermano mayor no. Ali, de diez años, murió en el hospital por las heridas que sufrió en el mismo bombardeo que derrumbó su casa en Alepo, Siria.
El niño tenía una hemorragia interna y daños en los órganos, afirmaron desde centro de salud donde falleció. Según contó su padre, Ali estaba en la calle jugando con amigos cuando comenzaron a caer las bombas. Omran, de tres años, estaba sentado junto a su padre en un sillón que se partió por la mitad.
En otro bombardeo en un barrio cercano, otros seis niños de la misma familia murieron junto a su madre, que intentó protegerlos. "Puedo decir al mundo que cada día hay decenas de Omran en Aleppo", dijo Ibrahim al Hach, de la organización Cascos Blancos, cercana a la oposición siria. "Sus imágenes no llegaron y no conmueven al mundo como la foto de Omran", agregó.
Mártires. El conflicto bélico en Siria ya lleva cinco años. En lo que va del mes murieron 448 civiles por los combates y bombardeos dentro y alrededor de Alepo, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. En los últimos días, aviones rusos y sirios intensificaron sus ataques aéreos en el este de la ciudad, controlado por los rebeldes.