El Papa Francisco visitó este sábado la prisión de San Vittore, donde almorzó con unos cien detenidos, entre ellos, Mónica Méndez, una mujer de nacionalidad argentina.
En el penal de las afueras de Milán, el 67 por ciento de los detenidos es extranjero, según informa el periódico italiano Avvenire. Una ciudadana chilena y una ecuatoriana también participaron de la comida con el Sumo Pontífice.
Antes de disfrutar de un típico menú del norte italiano (risotto, cotoletta y panna cotta), Francisco se encontró con 80 reclusos en el patio de la cárcel. Allí, recibió cartas y regalos. También entró a algunas de las celdas de esta histórica prisión que funciona desde 1879.

Luego del almuerzo, el Papa descansó durante 30 minutos en una celda que normalmente utiliza el capellán. Sin embargo, ese no fue el gesto más inédito de la visita.
Francisco utilizó un baño químico colocado en las afueras de una casa de recogimiento que visitó antes de arribar al penal. Aunque el Papa suele salirse del protocolo, nadie esperaba la escena, que fue filmada por varios testigos con sus celulares. Mirá el video:
