A dos años de haber asumido como Papa, Jorge Bergoglio se quejó de la utilización política de algunos dirigentes argentinos que viajan a Roma con el único objetivo de tener rédito de la imagen positiva del Pontífice.
Guillermo Karcher fue quién expresó este malestar del Papa Francisco y dijo: Él tuvo esa sensación no sólo por las fotos, sino porque muchos volvían a Buenos Aires y decían que el Papa los había mandado a enviar un mensaje. Era todo una exageración".
Es por eso que Francisco quiere evitar nuevos contactos con políticos argentinos. Karcher informó que ya está vigente un tiempo en el que el Pontífice no recibirá a más dirigentes, al menos hasta después de las elecciones nacionales.