Francisco cerró el Encuentro Mundial de las Familias en el Benjamin Franklin Parkway con otra misa multitudinaria ante más de un millón de fieles. "Nuestra casa común no tolera más divisiónes estériles", dijo, y planteó que el "desafío urgente de proteger nuestra casa incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral".
Con un discurso centrado en la familia, pidió "que nuestros hijos encuentren en nosotros referentes de comunión, no de división". "Como la felicidad, la santidad está siempre ligada a los pequeños gestos que se aprenden en el hogar. Son gestos de familia que hacen diferente cada jornada, como el abrazo al regresar de una larga jornada de trabajo", graficó.
"Todo el que quiera traer a este mundo a una familia, que enseñe a los niños a alegrarse por cada acción que tenga como propósito vencer el mal", pidió el Papa.
"El amor se manifiesta en pequeñas cosas, que hacen que la vida siempre tenga sabor a hogar. Nuestras familias son verdaderas iglesias domésticas", destacó el Sumo Pontífice. "Todo el que quiera traer a este mundo a una familia que enseñe a los niños a alegrarse por cada acción que tenga como propósito vencer el mal".
Antes, el Papa visitó la cárcel de Curran-Fromhold, a pocos kilómetros de Filadelfia. En un gesto que dio la vuelta al mundo, uno de los detenidos rompió el protocolo y se paró a abrazarlo. La respuesta fue un saludo y una bendición del líder de la Iglesia Católica.