La Primera Ministra tensó la relación con el gobierno ruso y lanzó duras advertencias. Les dio una semana para que saquen del país a sus diplomáticos. Además, impulsará sanciones y aseguró que las relaciones ya no serán las mismas. “Para aquellos que quieran perjudicarnos, el mensaje es claro: no son bienvenidos", expresó.
También resolvió suspender las visitas del ministro de Relaciones Exteriores y de todos los funcionarios británicos de alto rango o miembro de la familia real al Mundial de fútbol.
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El ultimátum que le dio gobierno británico a los rusos se cumplió en la noche del martes. El ex espía fue hallado inconsciente con su hija Yulia en un banco de una plaza de la localidad de Salisbury, el 4 de marzo pasado.
May consideró como "muy probable" que Rusia esté detrás del ataque.
En 2010, en el marco de un intercambio de prisioneros entre Moscú y Washington, el ex espía había recibido el estatus de refugiado en Gran Bretaña.
No se trata del primer ataque de los servicios rusos contra ex agentes. El anterior fue el caso de Alexander Litvinenko, envenenado en 2006 con polonio 210, una sustancia radiactiva letal.