En su corta carrera criminal, el capo narco acumuló una fortuna y según la revista que publicó el documento, se apuró en dejar sentado cuál era el destino del dinero cuando muriera.
La mitad de sus bienes quedaron para su esposa, Victoria Eugenia Henao; el 25 por ciento para su hijo Juan Pablo y del restante 25, el 99 por ciento para sus padres Abel y Hermilda y sus cinco hermanos. El 1 por ciento restante era para su tía Luzmila Gaviria.
Cuando lo dictó, aún no había nacido Manuela, su hija mujer. Escobar pensó en ella: le dejó bienes muebles, enseres, porcelanas, adornos y electrodomésticos. También era su deseo deducir de sus bienes los gastos de sucesión, los de su entierro y los de su enfermedad.
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Entre los valores había obras de arte millonarias. Dos esculturas de Dalí, una de Rodin y cuadros de Botero, Obregón, Grau Araújo. La revista Forbes calculó la fortuna de Escobar en 3.500 millones de dólares en la década del 80.