Murtaza Ahmadi se lo conoció en 2016, al virilizarse su foto con una remera hecha con bolsa de plástico y escrita el número 10 con fibrón. Al poco tiempo, conoció a Lionel Messi y hoy su realidad sigue conmoviendo.
Debió huir de su casa en Jaghori, en la provincia sureña de Ghazni, por una ofensiva de los talibanes.
Los talibanes irrumpieron en la zona y la población debió irse. El nene perdió todo y en esas cosas estaban las dos camisetas firmadas y pelota que le regalo Messi.
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En diálogo con la agencia de noticias EFE contó: "Echo de menos nuestra casa en Jaghori, aquí no tengo un balón y no puedo jugar al fútbol o salir fuera". Además, con los ojos llenos de lágrimas recuerda el encuentro con Leo y dice: “no pudimos traerlas porque dejamos la casa durante la noche, y mamá me pidió que dejase la pelota y las camisetas".
Si bien para el nene fue un sueño el encuentro con el rosarino, su familia vivió una pesadilla porque creían que habían recibido dinero y querían robarles.
"Después de que Murtaza conoció a Messi en Catar, la situación se volvió complicada y vivíamos con miedo, porque la gente de nuestro entorno pensaba que Messi nos había dado un montón de dinero", contó su hermano mayor, Humayoon Ahmadi, de 17 años.
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"A causa de todo esto, temíamos que lo secuestraran y prácticamente encerramos a Murtaza en casa y no lo mandamos a la escuela durante dos años", agregó. Ahora, Murtaza, sus padres y sus cuatro hermanos viven en una modesta habitación en un edificio compartido con un vecino en el oeste de Kabul.