Evo Morales renunció a su cargo como presidente de Bolivia. El mandatario estaba acorralado por las violentas protestas en las calles contra su gestión, las sospechas de fraude que advirtió el informe de la OEA y los motines policiales sumados a la voluntad de las Fuerzas Armadas para forzar su alejamiento. Con el complejo contexto, aseguró que renunció "para que mis hermanos y hermanas, dirigentes, autoridades del Movimiento Socialismo no sean hostigados, perseguidos y amenazados".
El escándalo en el país vecino comenzó tras las elecciones del pasado 20 de octubre, en las que Evo fue reelecto presidente en medio de graves sospechas por irregularidades. En la mañana de este domingo y tras el pedido expreso y urgente de la Organización de los Estados Americanos, Morales había llamado a realizar nuevas elecciones.
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Sin embargo, el ahora ex mandatario no pudo soportar la presión y apenas unas horas más tardes anunció su dimisión.
"Quiero decirles que la lucha no termina acá. Los humildes, los pobres, los sectores sociales vamos a continuar con esta lucha por la igualdad y la paz. Es importante decirle al pueblo que es mi obligación como Presidente buscar esta pacificación", declaró Evo luego de que las Fuerzas Armadas de Bolivia exijan su renuncia.
Además hizo referencia a los opositores que, mediante las denuncias de supuesto fraude en las elecciones, convocaron las protestas en su contra. "No engañen con mentiras y usen al pueblo", expresó Evo, que en los últimos días había asegurado que las violentas movilizaciones eran un intento de Golpe de Estado.
"Fuerzas oscuras han destruido la democracia", dijo además. Acto seguido, también renunció su vicepresidente Álvaro García Linera.