El Global Student Prize es un premio que reconoce a estudiantes de al menos 16 años que con sus conocimientos impulsan cambios positivos en el mundo. El primer puesto de la edición del año 2022 lo obtuvo Igor Klymenko, un joven ucraniano de 18 años que diseñó un drone detector de minas explosivas, para ayudar a su país devastado por la guerra y peligrosamente minado tras más de un año de guerra con Rusia.
Gracias a su dedicación para el estudio, más el potencial impacto en la comunidad que tiene el dispositivó que inventó, el joven recibió el galardón en Nueva York durante la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Tras la invasión rusa este muchacho estuvo obligado a terminar sus estudios secundarios de modo virtual desde un sótano, ya que como medida de seguridad la mayoría de las escuelas en su país fueron cerradas.
“Era aterrador escuchar los aviones y las explosiones, pero sabía que la educación era la clave para marcar la diferencia”, contó al diario Clarín desde Canadá. Allí está estudiando Matemáticas e Informática en la Universidad de Alberta, una de las cinco más prestigiosas de ese país, y en simultáneo cursa a distancia la carrera de Automatización de Tecnologías Integradas por Computadora en el Instituto Politécnico de Kiev.
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En el concurso, Igor Klymenko y otros casi 7.000 postulantes de 150 países compitieron por ser el mejor alumno del mundo. Uno de los 10 finalistas de ese enorme grupos es Nicolás Monzón, un argentino de 25 años que está estudiando tres carreras y creó una empresa de software llamada Magnetar.
Nicolás, oriundo de Quilmes, es hijo de cartoneros y su historia de superación es un ejemplo inspirador.
¿Cómo es el drone antiminas de Igor? “El dispositivo que desarrollé, Quadcopter Mines Detector, detecta minas terrestres antipersonal y antivehículo, y transmite las coordenadas al operador con un margen de centímetros: puede detectarlas sin activarlas".
La idea del drone, cuenta Igor, se le ocurrió por primera vez cuando tenía 9 años y veía noticias sobre la invasión de Rusia a Crimea. "En ese momento, resolví hacer lo que pudiera para ayudar a mi país”, confesó. "Pasaba horas estudiando libros sobre robótica y discutiendo mis ideas con mis profesores", relató sobre su tiempo en medio de la guerra.
“Espero que el jurado del premio haya visto el potencial que tiene mi proyecto para ayudar no solo a Ucrania, sino al mundo", declaró al mismo medio. Igor aseguró que su plan es usar la mayoría de los 100.000 dólares que ganó por obtener el primer puesto, para trabajar más en la mejora de su invento. Está decidido por "tratar de salvar tantas vidas como sea posible”.
Sobre su familia y amigos, recordó que estaban muy orgullosos de él cuando ganó el Global Student Prize. Y aseguró: "Además, mi trabajo está muy inspirado por ellos, por mi familia, amigos, maestros y la gente de Ucrania, que están luchando por nuestra libertad, para mí, todos son verdaderos héroes”.
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“Quiero aplicar lo que aprendo para desarrollar mi drone y resolver el problema mundial de las minas terrestres”, y agregó: “No tengo idea de cuándo terminará la guerra, pero sé que la crisis seguirá durante mucho tiempo, y la gente que conoce del tema está diciendo que, una vez que termine la guerra va a llevar más de 50 años quitar todas las minas de Ucrania”.
El diseño prototipo del drone ya recibió dos patentes oficiales en Ucrania, y ahora Klymenko está trabajando para obtener un producto que pueda ser probado en el mundo real.