La tercera es la vencida. O al menos eso quiere el Presidente de México, Enrique Peña Nieto. Tras la recaptura de Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, se ordenó reforzar hasta el extremo la cárcel de máxima seguridad del Altiplano, la misma de la que se fugó por un túnel en julio del 2015.
La primera medida fue, justamente, para evitar los túneles, en los que el criminal es un especialista. En la celda que lo alojarán, colocaron pisos de acero y aseguran que son imposibles de destruir. Por las dudas, también funcionarán sensores de movimiento subterráneo.
Además, blindaron la salida con una cerradura electrónica y cámaras de seguridad de última generación. Si la tecnología no es suficiente, los guardias de seguridad harán turnos rotativos para custodiarlo las 24 horas del día.
Afuera de la prisión, policías y militares patrullan en dos camionetas para detectar movimientos extraños. A 300 metros, se instaló un control militar fijo que revisa auto por auto que ingresa al penal. Sin posibilidad de hacer túneles rodeado de dispositivos, "el Chapo" deberá pensar en una fuga sin precedentes si quiere burlar la seguridad por tercera vez.