El 11 de septiembre del 2001, las Torres Gemelas sufrieron el peor atentado en la historia de Estados Unidos y Osama Bin Laden se convirtió en el enemigo número uno de los países occidentales. A 17 años, y tras el operativo en el que lo mataron en 2011, su madre habló por primera vez.
Alia Ghanem fue autorizada por el gobierno de Arabia Saudita, en donde reside en una mansión junto a su marido y varios hijos en la ciudad de Jeddah. En el centro de la sala principal, en una especie de altar, mantiene una foto de Bin Laden.
"Era un muy buen chico y me quería mucho", lo recordó Ghanem en una entrevista con The Guardian. Allí lo describió como tímido y retraído, y marcó que el quiebre se produjo cuando tenía 20 años, cuando entró a la carrera de Economía en la Universidad Rey Abdulaziz (Jeddah).
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"Era muy bueno, hasta que conoció algunas personas que le lavaron el cerebro", dijo la madre de Bin Laden.
"Era muy bueno, hasta que conoció algunas personas que le lavaron el cerebro. Puede decirse que era un culto. La gente de la universidad lo cambió. Se volvió un hombre diferente", argumentó.
Un hermano del terrorista, Hassan, se sumó a la conversación para apoyar el relato de su madre: "Todos los que lo conocieron en esos días lo respetaban. En ese momento estábamos muy orgullosos de él. Hasta el gobierno saudita lo trataba de manera muy noble. Después se transformaría en Osama el yihadista".
Ghanem lamentó la decisión de su hijo, que lo llevó a convertirse en el cerebro de Al Qaeda. "Estábamos extremadamente molestos. Nunca quise que pasara nada de esto. ¿Por qué desperdiciaría su vida de esa manera?", preguntó.
El último encuentro
Durante la entrevista, Ghanem confirmó que vio por última vez a Bin Laden en 1999, en un refugio en Kandahar, Afganistán. "Era un lugar cercano al aeropuerto que le habían sacado a los rusos. Él estaba feliz de recibirnos. Cada día que estuvimos allí nos enseñó todo en el lugar. Mató a un animal y tuvimos un festín", recordó.
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Quien cerró la nota con una aclaración fue Ahmad, otro de los hermanos: "Ya van a ser 17 años del 11-S y ella continúa en una actitud negadora respecto de Osama. Lo amaba mucho y se rehúsa a culparlo. En cambio, acusa a aquellos que lo rodeaban. Sólo conoce el lado del niño bueno, el que veíamos todos. Nunca pudo conocer el lado yihadista".