El portavoz del gobierno, Gyorgy Bakondi, ha confirmado a la cadena estatal que, "hasta ahora, 20 policías han sufrido heridas". Las ambulancias se han llevado también a dos niños que "fueron lanzados por encima de la valla de seguridad" que separa los dos países.
El Gobierno advirtió que no permitirá el paso de refugiados no autorizados y la tensión crece en es frontera. "Arreglamos y reforzamos la valla par proteger por todos los medios la segruidad de Hungría", dijo Bakondi.
Para reprimir los uniformados usaron gases lacrimógenos y un cañón de agua contra los inmigrantes y refugiados concentrados en el paso de Roszke-Horgos. Además, confirmaron que este paso permanecerá cerrado 30 días. La represión comenzó cuando comenzaron los forcejeos para cruzar la frontera.