Cuando Aída Sandoval se enteró que estaba embarazada por cuarta vez tenía 44 años y tres hijos de entre 17 y 25. Al poco tiempo, junto a su marido Arturo, descubrieron que estaban esperando gemelas, que al final nacieron unidas por buena parte de sus cuerpos.
Las siamesas Erika y Eva compartieron el pecho, el abdomen, la vejiga, el hígado y una de sus piernas hasta ayer, cuando fueron separadas en una cirugía de más de 18 horas en el Hospital de Niños Lucile Packard de Stanford, California.
Las criaturas fueron intervenidas por un equipo de más de 50 médicos, enfermeras y personal especializado, comandados por el cirujano Gary Hartman, quien fue el encargado de dar la buena noticia. "Estoy muy complacido. Esto es mejor de lo que podríamos haber pedido", señaló.
La mayor, Eva, estuvo en la sala de cirugía por 17 horas. Erika permaneció más tiempo para que los médicos le reconstruyeran parte de su cuerpo. Las niñas se encuentran en observación en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital y ambas tendrán que someterse a más operaciones reconstructivas y distintos tratamientos.
Había un 30 por ciento de probabilidades de que las hermanas no sobrevivieran a la operación. "Es un milagro hecho realidad", dijo la madre, quien luchó por dar a luz a sus hijas en contra de todos los pronósticos.
En el 50 por ciento de los casos, los gemelos nacen muertos y el 35 por ciento tan solo sobrevive un día.