A pesar de sus 29 años de experiencia, la maestra no supo cómo controlar a sus alumnos, ya que para ella, la clase se había transformado en un caos. Los menores siempre hablaban y la interrumpían.
Ahora la Justicia investiga a la docente estadounidense, tras conocerse una selfie de un niño de 12 años con la boca encintada. La mujer los obligaba a taparse la boca con cinta adhesiva para que se callaran.
La madre del menor realizó la denuncia a la policía y declaró que el sistema de castigos de la escuela “había llegado demasiado lejos”. Además, agregó: “No quiero que esto ocurra a ningún otro chico”.
La maestra involucrada debió tomar licencia. Las autoridades analizan el caso e investigan si hubo más niños involucrados.